LA DISPERSION
Leía el otro día en el diario "Gara" un artículo sobre las torturas a las que fue sometido un preso etarra durante su traslado desde Euskal Herria a una prisión muy muy lejana. Durante el traslado la policía había hecho "comentarios macabros sobre la muerte de su madre". Intrigado, lei un poco más del artículo y descubrí que los padres de este etarra habían sufrido un accidente en coche cuando iban a visitarle a una carcel muy lejana de su hogar familiar. Su madre murió y su padre mejora de las heridas. Deduje que al preso lo habían trasladado a su casa para acudir al funeral o algo así. Durante el susodicho traslado los policias le dijeron al preso que "tu madre está muerta por su culpa". El periódico, de ideología nacionalista, condenaba estos hechos.
Y aquí es donde comienza la polémica. ¿Cual es la finalidad de la dispersión? Disuadir a los etarras de cometer actos terroristas. Ellos saben que si los pillan les meterán en cárceles muy lejanas de su tierra. Y que eso obligará a sus familiares, amigos y simpatizantes a hacer largos e incomodos viajes para poder visitarles. Ellos saben eso de antemano, antes de atentar, lo saben.
Por otra parte, es evidente que cuanto menor es el número de kilometros a recorrer menor es el riesgo de sufrir un accidente, si no tenemos en cuenta otros parámetros como el estado de la carretera, el tráfico, etc... No cabe duda de que si los presos estuvieran en carceles cercanas sus familiares tendrían menos posibilidades de morir en un accidente. Ojo, solo menos posibilidades, porque morir podemos morir en cualquier momento y por cualquier causa, y no siempre podemos culpar a alguien.
Dicho esto, ¿quien es el culpable de la muerte de esas personas? ¿El Gobierno opresor que dispersa presos? ¿O los propios presos? Dejando aparte, claro está, las responsabilidades de fabricantes de vehiculos poco seguros y de conductores ineptos e inconscientes (probablemente a bordo de un Audi).
Yo me mojo y culpo a los presos. Sin duda. Un vasco sabe que desde el momento en que colabora con ETA corre el riesgo de ser juzgado con la Ley Antiterrorista, con todo lo que ello conlleva, y que va a ser dispersado, provocando que sus seres queridos se jueguen la vida por SU culpa.
En fin, me esta quedando un artículo de extrema derecha practicamente. A ver si puedo arreglarlo un poquito...
Agur! Y no conduzcais en dirección contraria!
Y aquí es donde comienza la polémica. ¿Cual es la finalidad de la dispersión? Disuadir a los etarras de cometer actos terroristas. Ellos saben que si los pillan les meterán en cárceles muy lejanas de su tierra. Y que eso obligará a sus familiares, amigos y simpatizantes a hacer largos e incomodos viajes para poder visitarles. Ellos saben eso de antemano, antes de atentar, lo saben.
Por otra parte, es evidente que cuanto menor es el número de kilometros a recorrer menor es el riesgo de sufrir un accidente, si no tenemos en cuenta otros parámetros como el estado de la carretera, el tráfico, etc... No cabe duda de que si los presos estuvieran en carceles cercanas sus familiares tendrían menos posibilidades de morir en un accidente. Ojo, solo menos posibilidades, porque morir podemos morir en cualquier momento y por cualquier causa, y no siempre podemos culpar a alguien.
Dicho esto, ¿quien es el culpable de la muerte de esas personas? ¿El Gobierno opresor que dispersa presos? ¿O los propios presos? Dejando aparte, claro está, las responsabilidades de fabricantes de vehiculos poco seguros y de conductores ineptos e inconscientes (probablemente a bordo de un Audi).
Yo me mojo y culpo a los presos. Sin duda. Un vasco sabe que desde el momento en que colabora con ETA corre el riesgo de ser juzgado con la Ley Antiterrorista, con todo lo que ello conlleva, y que va a ser dispersado, provocando que sus seres queridos se jueguen la vida por SU culpa.
En fin, me esta quedando un artículo de extrema derecha practicamente. A ver si puedo arreglarlo un poquito...
Agur! Y no conduzcais en dirección contraria!
3 comentarios
Miguel -
horror_bcn -
ace76 -
...aunque he de decir que estos etarras no me dan demasiada pena, la verdad.