APARCANDO EN CASA (II)
A las 9:40 tenía cita en San Chinarro para empadronarme en Madrid, y así poder seguir adelante con el proceso de aparcar en casa.
Me levanto pronto, a las 7:30, me preparo, cojo mis cosas, y pongo rumbo a Plaza Castilla, donde cojo el autobús 174, que me deja en San Chinarro, según la web de munimadrid, cerca de la junta de distrito. San Chinarro es un barrio extraño. Todo es grande, y está muy vacío. Las calles tienen cuatro carriles, y las manzanas están ampliamente separadas. Lo que en google maps parece una simple rotonda resulta ser del tamaño de la Plaza de Toros de Las Ventas. Camino hacia la dirección que me marcó Google Maps. Ahí no hay nada... vuelvo sobre mis pasos, y finalmente encuentro un par de ancianas a las que preguntar y que me indican el camino correcto. Ni siquiera mi fiel aliado Google me ayuda hoy...
Llego a la Junta del Distrito de San Chinarro pronto, y me atienden en seguida, con mucha amabilidad. Ya estoy empadronado. Ya tengo mis volantes. Adiós Navarra, adiós VPOs. Me invade una ligera sensación de tristeza combinada con la alegría propia de haber cumplido exitosamente el primer trámite de la mañana.
Esta vez cojo el Metro Ligero. Está al lado de la oficina. Llego en poco tiempo a Arturo Soria. Segundo trámite del día. Sorteo a los zombies de la DGT y me adentro en el edificio. Aquí estamos, una semana más tarde. Pido número. La cosa va rápida, no hay demasiada gente, y hay varias ventanillas abiertas. No tarda en llegar mi turno. Me van pidiendo papeles poco a poco. Todo va bien, no me falta nada. Enseño el volante de empadronamiento para realizar el cambio de domicilio. Enseño DNI, carnet de conducir, contrato de compra-venta... Estoy nervioso, pero parece que lo voy a conseguir. Finalmente el señor funcionario, que tiene cara de muy pocos amigos, me entrega mi nuevo permiso de conducción y me larga de ahí. Recojo todo, y me voy. No me puedo creer que todo haya terminado ya. Mi coche es mio, por fin.
Salgo de la DGT, bajo una ligera lluvia, y antes de entrar en el metro me paro en una cafetería para tomar un café resucitador, y repasar la documentación. El café está caliente, fuerte. Observo que todo esté bien. Y, naturalmente, no está bien. Si lo estuviera este post se terminaría ya, y sería muy aburrido. Y si estuviera bien el mundo de los trámites y la burocracia no sería tan odioso como lo es. Leo cuidadosamente la dirección en la que me han domiciliado el coche, y no doy crédito. G. 7º G. El muy incompetente me ha puesto 7ºG.
Lejos de derrumbarme, vuelvo a la DGT. ¿Pero qué hormiguero es este? De repente todo Madrid ha decidido venir a tráfico. Hay cinco veces más gente que hace un rato. Me informo de qué tengo que hacer, y me acerco a la ventanilla del funcionario que me atendió antes. "Ha habido algún tipo de confusión" - le digo. Le explico el error y su respuesta es "Esa es la dirección que pone en tu carnet de conducir". "Lo dudo mucho" - le respondo, pero de buenas maneras. Omito de momento el hecho de que cuando renové mi carnet de conducir ni siquiera vivía donde vivo ahora, y que la dirección la ha sacado de un volante de empadronamiento. Está atendiendo a otra persona, no es el momento. Espero a que termine, y le explico la situación con detenimiento. "Me has puesto G, cuando es E". El funcionario repasa los papeles, me muestra mi solicitud, y en el hueco reservado para la letra del piso se observa el grafo que os muestro en la imágen de más arriba. ¿Es una "E"? ¿Es una "G"?. "Mala caligrafía" - me excuso - "Eso es una E". Mientras pronuncio estas palabras pienso "Anda que has cotejado bien los datos con el volante de empadronamiento...", pero no se lo digo. Decírselo no me va a aportar nada más que problemas. Finalmente obtengo, por segunda vez, mi nuevo Permiso de Circulación. Esta vez sí compruebo que todo esté bien. Recojo mis cosas y me voy al curro.
Fuera de la DGT está cayendo una lluvia torrencial. Yo no tengo ni paraguas ni capucha, así que me toca mojarme. Llego hasta un semáforo y se me acerca una de las zombies. "¿Quieres renovar el carnet?" - me dice. "Mira, renovar el carnet no, pero si compartes tu paraguas conmigo mientras el semáforo se pone verde te estaré muy agradecido". La zombie me resguarda durante el minuto y pico que dura el semáforo en rojo. El día que tenga que renovar mi carnet iré a buscarla. A pesar de todo no evito mojarme en el trayecto hasta el metro, pero al menos ya he completado la segunda fase del proceso.
Aparcar en casa está cada vez más cerca...
4 comentarios
dee -
ace76 -
Ender -
Rocio -
Yo tb renuncié a las VPOs, ¿a cuántas? hasta un chalet VPO, en fin, madrid, madrid, madrid...