NEED A LITTLE TIME TO WAKE UP
9 años después Oasis y yo nos reencontrabamos, en un nuevo escenario: el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. La compañía, similar a aquella tarde de mayo de 2000, a la que se agregó un ruso que se ha convertido en el acompañante habitual a eventos musicales, así como un Tornado.
Ir a un concierto de Oasis es una lotería. Puede que haya concierto y puede que no. Hasta que no salen los hermanitos al escenario no se despeja la duda, y aun así no es seguro que el concierto termine con buen pie.
En esta ocasión terminó de forma espectacular. Y por fin con una duración aceptable: casi dos horas. Tocando unos 20 temas. Y de entre los 20 temas, unos cuantos temazos.
Además, en la noche del 12 de febrero de 2009, se acuñó un nuevo término: "Bisazo". ¿En que consiste un bisazo? En tocar una versión acústica de "Don't look back in anger" coreada por 10.000 gargantas, continuarla con el mejor tema de tu último disco, "Falling down" (a pesar de que el público la acogió con frialdad e indiferencia... ¡ignorantes!), sumergir al público en una Supernova de Champagne y concluir haciendo una gloriosa versión de The Beatles, "I Am The Walrus", que a pesar de no ser nueva, si resulta sorprendente escucharla en directo tantos años después.
Un bisazo que completó un concierto plagado de grandes momentos. Como "The Masterplan", una de las más preciosas canciones jamás escritas. Y, sobre todo, "Morning Glory", el tema que da nombre a su mejor disco, y que desde la primera vez que escuché me hipnotizó para siempre. Mención especial a tocar "Wonderwall" como debe ser, es decir, con una guitarra acústica, y no la abominación electricodistorsionada de anteriores giras. Y antes del bis, terminar con "Supersonic", en un alarde de originalidad, puesto que hasta ahora era una canción elegida para romper el hielo al principio de los conciertos.
Como anécdota queda el humor de Noel Galagher: "¿Quereis escuchar Live Forever?? (yeaaah) ¿Sabeis un disco que se llama Definitely Maybe? Pues es la canción número 3". Anecdótica fue también la intromisión realizada en nuestro puesto por un par de duendecillas anfetamínicas que estaban rodeadas por un aura de sudor y que tras gritar, cantar y bailar como locas un par de canciones desaparecieron tan subitamente como aparecieron.
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mce79 -
ace76 -
mce79 -
rev79 -
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