LA DIFERENCIA
Hace un año me aburría en el trabajo. Me aburría mucho. Me pasaba el día esperando a que ocurriera algo que me permitiera abandonar mi letargo y entrar en acción. El resto del tiempo me dedicaba a estar en internet, mirar facebook, mirar el correo, leer webcomics, escribir en el blog... pasar el día de la mejor manera posible. Las horas se hacían largas y los días pesados. Mi jefe siempre andaba diciendo que ibamos a tener más responsabilidades, que se iban a implantar nuevos desarrollos, pero la realidad es que todo quedaba en aguas de borrajas, y acababamos siempre haciendo lo mismo, es decir nada.
Un día me cansé, y empecé a buscar trabajo. La búsqueda fue proactiva y reactiva, y finalmente acabé aceptando una buena oferta. Un cambio de aires. Cuando se lo conté a mi jefe, y le expliqué las razones, me dijo que no tenía nada que reprocharme.
La diferencia es brutal. Ahora no tengo tiempo de aburrirme. Todo el día estoy haciendo cosas, todo el rato estoy activo, y en contacto con mucha gente. Incluso en ocasiones estoy demasiado activo. Actualmente tengo tres proyectos de los que preocuparme. He estado las últimas semanas trabajando unas catorce horas diarias, incluidos fines de semana. El día ya no se hace largo, sino que se me pasa rápido, y lo disfruto más. Y además, cobro más pasta.
¿Ha merecido la pena el cambio? Sin duda, sí. Laboralmente estoy mucho mejor que hace un año. Y aunque haya tenido esos picos de trabajo, que serán convenientemente recompensados con días libres, me alegro de haber cambiado de trabajo. Ahora estamos en una zona valle, e incluso puede que tenga tiempo para hacer cosas y contároslas, como por ejemplo, la historia de las croquetas de Bono.
3 comentarios
Rocio -
rev79 -
dee -