Blogia
Desorden

The last night on Earth

Esta noche la he pasado en Bagdad. La primera bomba ha caído a las 4:30. A juzgar por el estallido, ha tenido que caer cerca de mi casa. Me he despertado sobresaltado, pero he intentado volver a conciliar el sueño. Imposible. Las bombas seguían cayendo en mi ciudad, algunas más cerca, y otras más lejanas. El ruido era insoportable, y el miedo iba creciendo, amparado en la oscuridad y en el cansancio. Cuando ya parecía que el bombardeo habia terminado, han caido dos bombas, creo que en la casa de enfrente. El ruido ha sido atronador, he llegado a ver el estallido a través de mi persiana bajada y mis párpados cerrados. Insconcientemente, me he escondido bajo mis sabanas, como si pudieran protegerme de la metralla y de la onda expansiva. A partir de las 5:30 no he oido más bombas. El peligro había pasado. Sólo quedaba el ruido de la lluvia incesante y el recuerdo grabado a fuego en la mente de que esta podría haber sido mi última noche en la Tierra.
A la mañana he levantado la persiana, esperando ver el edificio de enfrente semiderruido y en llamas, columnas de humo por doquier, y la ciudad inundada. Nada más alejado de la realidad. Todos los edificios estaban intactos, un tímido Sol luchaba por hacerse un hueco entre las nubes. Las calles estaban mojadas, pero no inundadas. Por suerte, solo había sido una tormenta. Una fuerte tormenta, pero sólo una tormenta.
Mientras tanto, esta noche, 135 niños han tenido que dormir (si es que han podido dormir) en su escuela secuestrados por terroristas suicidas que no han dudado en afirmar que matarán a 50 de ellos por cada terrorista caído, y que los están usando como escudos humanos. Sus vidas están en manos de los terroristas o en manos de Putin. No está claro cual de las dos opciones es peor. Putin mató a unos cien rehenes para liberar el teatro Budroka de Moscú.
Al mismo tiempo, no se la cifra exacta, pero me atrevería a decir que cientos, cientos de ciudades y poblados duermen cada noche acompañados del sonido de bombas que caen cerca de sus casas, y acaban con sus vidas, las de sus familias, las de sus amigos... Y esas bombas son reales, no son truenos.

Para mucha gente esta noche podría ser la última, y lo saben.

Quizá si Joserra no hubiera abierto la caja de los truenos yo podría haber dormido esta noche.

4 comentarios

Amaya -

Es que Miguel siempre es el mejor en todo... ;) Y por cierto, fueron 2000 rayos.

ace76 -

Lo malo es cuando el discípulo amenaza con superar al maestro.

Me dejaré crecer una larga barba blanca... y unas espesas cejas a juego.

Miguel -

Todo lo he aprendido de ti, sensei

ace76 -

Cuando te leo, pienso que quizás deberías haber sido tú el que hiciera letras, y yo, el teleco...

En fin, que mundo este.