PESADILLA ANTES DE ENCONTRAR UN CURRO DECENTE (4)
Hoy voy a hablar de la persona que hace que mis días en mi puesto de trabajo sean, si cabe, más divertidos y apasionantes: Mi jefe, ese extraño personajillo. Bueno, lo de personajillo es un decir, porque "gordo cabrón" lo definiría mejor.
En seguida me di cuenta de que mi jefe no era una buena persona. Los primeros días que pasé aquí no paró de gritarle a la que entonces aun era su mujer. Gritos y más gritos. Yo, aquí arriba, estaba muy asustado, pero dispuesto a intervenir en el momento en que oyera golpes y gritos de auxilio por parte de ella. De hecho, las primeras cosas que rebusqué de entre el desorden que por aquellos primeros días reinaba en mi mesa fueron armas: encontré varias tijeras y algún cuchillo de cocina (el sacacorchos lo encontré más tarde, aunque también me hubiera servido). Así, defendido, me sentía más seguro por si en algún momento se aburría de su mujer y se decidía a ir a por mi.
Una de las primeras veces que me fui a casa, me encontré con que la mujer de mi jefe se había llevado las llaves y que mi jefe no podría irse hasta que ella no volviera. Su reacción fue dedicarle gritos de "puta", etc... y lanzar puñetazos al aire. Quien sabe a donde se habrían dirigido esos puños de haber estado ella presente. Nada más hacer eso, me dijo, con total frialdad: "Me oirás muchas veces llamar a mi mujer "Puta" o "Tonta". No te preocupes, se lo merece". Tengo que indicar en este punto que me alegré mucho cuando me enteré de que ella le había abandonado, nueve meses después de este incidente.
Mi jefe tiene muy mal genio, aunque he de reconocer que la única persona real a la que le gritaba era a su mujer. Vamos, que yo sepa. El resto de gritos van dirigidos hacia los ordenadores (es curioso, Microsoft tiene siempre la culpa de todo), los papeles o CDs que se pierden (algún día he estado tentado de removerle las cosas, para volverle loco y echar unas risas), los proveedores (cuando no le oyen, claro) y los clientes inutiles que le hacen perder su precioso tiempo (cuando tampoco están delante, se entiende). ¡Ah! ¡Y un elevado tanto por ciento de conductores!
Mi jefe se despreocupa bastante de mi. Muchas veces me ha dicho que iba a dedicar tales horas a mi proyecto (que no es mio, que es suyo, yo solamente se lo hago, que parece que no le importe realmente que salga adelante o no), o que me iba a pasar tal software o tal documentacion... La mayoría de esas promesas siguen incumplidas, pero ya no me importa. A veces me pregunto si no será culpa mía, si no debería meterle más caña. Pero ¿como se hace eso con un tio que esta tan ocupado con su trabajo que resulta inaccesible?
Mi jefe huele mal. Supongo que es lógico. Si a alguien no le preocupa la higiene de su tienda, ¿porque le iba a preocupar su higiene personal?
Si un día salí de aquí traumatizado fue ese dia... Diré como adelanto que, en una ocasión, hablando del calor que hacía en mi zulo, mi jefe me dijo que pondría un ventilador porque "no podía permitir que me desnudara en el trabajo". (Por cierto, el ventilador tardó más de dos semanas en llegar, y en este caso sí que inicié una serie de acciones de presión, como poner en todos los salvapantallas de la oficina "¡¡¡Ventilador ya!!!"). Bueno, pues un caluroso día de verano, con ventilador, mi jefe decidió trabajar aquí arriba, en mi pequeño zulo, para que los clientes no le molestasen. Además, me tenía que explicar como funcionaba una base de datos. Él estaba detrá mia, y en un momento que eché la mirada atrás, me pareció ver que se había desabrochado su horrenda camisa hawaiana. Al poco verifiqué que estaba en lo cierto. Y no solo eso. Poco despues decidió quitarse la camisa por completo. Encima se dedicó a explicarme la base de datos así, medio desnudo, dejandome ver todas sus grasas y todos sus pelos, y despidiendo un tufillo que... mmm... Hice esfuerzos por no desmayarme, y por no poner cara de asco cada vez que veia una de esas enormes acumulaciones de grasa (¡Está muy, muy, gordo!). Al final, al cabo de varias horas, tuvo que bajar a atender un cliente muy importante. Curiosamente, para atender a la clientela, se puso la camisa.
Con los días de vacaciones también ha habido algun problemilla. No olvideis que se trata de un adicto al trabajo. Para él, el peor día de la semana debe ser el domingo. O el mejor, porque ese dia puede dedicarse a hacer esos trabajos que los clientes inutiles no le permiten. ¡Pero si incluso tiene una cama en este zulo para quedarse aqui a trabajar algunas noches! Para él un "puente" es un trozo de carretera con el que cruzar un rio.
En fin, que se trata del peor ser humano que conozco. Además, seguro que es republicano. Es que es estadounidense (para él, siempre, lo que se hace en Estados Unidos es mejor, ¿Para que viniste a Europa entonces, tio loco?). Sólo espero no parecerme a él cuando me haga mayor. Ese es uno de los objetivos de mi vida, y es la única ventaja que encuentro en haber conocido a este personaje: Tener un anti-modelo.
En el próximo capítulo: "El hijo del jefe, otro extraño personajillo" o "Aplicaciones prácticas de la Filosofía Infantil".
En seguida me di cuenta de que mi jefe no era una buena persona. Los primeros días que pasé aquí no paró de gritarle a la que entonces aun era su mujer. Gritos y más gritos. Yo, aquí arriba, estaba muy asustado, pero dispuesto a intervenir en el momento en que oyera golpes y gritos de auxilio por parte de ella. De hecho, las primeras cosas que rebusqué de entre el desorden que por aquellos primeros días reinaba en mi mesa fueron armas: encontré varias tijeras y algún cuchillo de cocina (el sacacorchos lo encontré más tarde, aunque también me hubiera servido). Así, defendido, me sentía más seguro por si en algún momento se aburría de su mujer y se decidía a ir a por mi.
Una de las primeras veces que me fui a casa, me encontré con que la mujer de mi jefe se había llevado las llaves y que mi jefe no podría irse hasta que ella no volviera. Su reacción fue dedicarle gritos de "puta", etc... y lanzar puñetazos al aire. Quien sabe a donde se habrían dirigido esos puños de haber estado ella presente. Nada más hacer eso, me dijo, con total frialdad: "Me oirás muchas veces llamar a mi mujer "Puta" o "Tonta". No te preocupes, se lo merece". Tengo que indicar en este punto que me alegré mucho cuando me enteré de que ella le había abandonado, nueve meses después de este incidente.
Mi jefe tiene muy mal genio, aunque he de reconocer que la única persona real a la que le gritaba era a su mujer. Vamos, que yo sepa. El resto de gritos van dirigidos hacia los ordenadores (es curioso, Microsoft tiene siempre la culpa de todo), los papeles o CDs que se pierden (algún día he estado tentado de removerle las cosas, para volverle loco y echar unas risas), los proveedores (cuando no le oyen, claro) y los clientes inutiles que le hacen perder su precioso tiempo (cuando tampoco están delante, se entiende). ¡Ah! ¡Y un elevado tanto por ciento de conductores!
Mi jefe se despreocupa bastante de mi. Muchas veces me ha dicho que iba a dedicar tales horas a mi proyecto (que no es mio, que es suyo, yo solamente se lo hago, que parece que no le importe realmente que salga adelante o no), o que me iba a pasar tal software o tal documentacion... La mayoría de esas promesas siguen incumplidas, pero ya no me importa. A veces me pregunto si no será culpa mía, si no debería meterle más caña. Pero ¿como se hace eso con un tio que esta tan ocupado con su trabajo que resulta inaccesible?
Mi jefe huele mal. Supongo que es lógico. Si a alguien no le preocupa la higiene de su tienda, ¿porque le iba a preocupar su higiene personal?
Si un día salí de aquí traumatizado fue ese dia... Diré como adelanto que, en una ocasión, hablando del calor que hacía en mi zulo, mi jefe me dijo que pondría un ventilador porque "no podía permitir que me desnudara en el trabajo". (Por cierto, el ventilador tardó más de dos semanas en llegar, y en este caso sí que inicié una serie de acciones de presión, como poner en todos los salvapantallas de la oficina "¡¡¡Ventilador ya!!!"). Bueno, pues un caluroso día de verano, con ventilador, mi jefe decidió trabajar aquí arriba, en mi pequeño zulo, para que los clientes no le molestasen. Además, me tenía que explicar como funcionaba una base de datos. Él estaba detrá mia, y en un momento que eché la mirada atrás, me pareció ver que se había desabrochado su horrenda camisa hawaiana. Al poco verifiqué que estaba en lo cierto. Y no solo eso. Poco despues decidió quitarse la camisa por completo. Encima se dedicó a explicarme la base de datos así, medio desnudo, dejandome ver todas sus grasas y todos sus pelos, y despidiendo un tufillo que... mmm... Hice esfuerzos por no desmayarme, y por no poner cara de asco cada vez que veia una de esas enormes acumulaciones de grasa (¡Está muy, muy, gordo!). Al final, al cabo de varias horas, tuvo que bajar a atender un cliente muy importante. Curiosamente, para atender a la clientela, se puso la camisa.
Con los días de vacaciones también ha habido algun problemilla. No olvideis que se trata de un adicto al trabajo. Para él, el peor día de la semana debe ser el domingo. O el mejor, porque ese dia puede dedicarse a hacer esos trabajos que los clientes inutiles no le permiten. ¡Pero si incluso tiene una cama en este zulo para quedarse aqui a trabajar algunas noches! Para él un "puente" es un trozo de carretera con el que cruzar un rio.
En fin, que se trata del peor ser humano que conozco. Además, seguro que es republicano. Es que es estadounidense (para él, siempre, lo que se hace en Estados Unidos es mejor, ¿Para que viniste a Europa entonces, tio loco?). Sólo espero no parecerme a él cuando me haga mayor. Ese es uno de los objetivos de mi vida, y es la única ventaja que encuentro en haber conocido a este personaje: Tener un anti-modelo.
En el próximo capítulo: "El hijo del jefe, otro extraño personajillo" o "Aplicaciones prácticas de la Filosofía Infantil".
5 comentarios
Miguel -
Meno es un tio sabio, sin duda. Su teoría de lavar coche = perder novia no tiene desperdicio.
Por si alguien tiene miedo a lavar el coche, que sepais que vuestra novia solo os dejara si durante el lavado de coche pensais en la posibilidad de que ella os deje.
ace76 -
ace76 -
Miguel -
Y a ese tal Meno no habría que hacerle demasiado caso. Se trata del mismo que aseguró que "Si lavas el coche, te quedas sin novia" o "Lo que no se dice, no existe" o "Después de 7000 cartuchos, te mueres".
horror_bcn -