LA M-30
Madrid está lleno de monstruos. De alguno de ellos ya hablé en el pasado, como la T4. Otro de ellos es la temible M-30. Acompañada de su menos conocida pero igualmente malvada M-40, y de sus pequeños esbirros, como la M-12, M-111, etc, etc...
Esta semana me enfrenté al monstruo. Mi bichito se tornó en SuperMicra para combatir los atascos, las inundaciones, los múltiples carriles, y las salidas sin señalización adecuada. ¿Objetivo? Llegar al aeropuerto sano y salvo. Cargado de valor, audacia y un buen mapa, tomé la entrada a la M-30. Y ahí descubrí la realidad... la maravillosa realidad.
M-30 es un monstruo de buen corazón. Su mala fama le pierde, pero la realidad es que conducir por sus carriles y sus túneles es plácido. Encontrar el camino que buscas es fácil, las indicaciones son continuas y claras. Las salidas, perfectamente indicadas. Y la presencia de semáforos, peatones y cruces es nula. El monstruo me llevó a la A-2, la A-2 me llevó a M-40. Este otro monstruo, amablemente, me llevó hasta el aeropuerto. En menos de media hora había alcanzado un objetivo que en metro me cuesta alcanzar una hora.
Así pues, conducir por Madrid... ¿Es de puta madre? ¿O es de puta pena? Pues de momento tengo que decir que es de puta madre. También es verdad que pocos atascos me he tenido que comer a las horas que he conducido. Pero es que incluso perdiéndome por el centro de Madrid, en ningún momento me siento mal, sino tranquilo y seguro de que tarde o temprano encontraré una calle o glorieta que conozca y me lleve a donde quiero.
Supongo que en parte se debe a que ya llevo casi medio año vivendo en esta ciudad, rodeado de monstruos, con los que uno aprende a ser paciente. La primera vez que conduje por Madrid fue un caos que prefiero olvidar.
En resumen, que no hay que tener miedo a coger la M-30. Y que conducir por Madrid es fácil, leñe.
5 comentarios
Valentin -
mce79 -
Me apunto a ver Transformers contigo.
ace76 -
rev -
Ender -