LA MALLA DE NARANJAS
Basado en hechos tronchantes.
Estaba yo el otro día de compras, en un supermercado de una conocida cadena de supermercados, cuando me ocurrió una cosa de lo más vergonzante que te puede pasar en un supermercado.
La compra que estaba haciendo era de lo más simple e inocente: yogures y naranjas. No podía ser más sencillo. Había cogido los yogures y una malla de naranjas, de las de nosecuantos kilos, había metido ambos objetos en un carrito y ya me encontraba en la cola para abonar mi compra.
Así pues, saqué los yogures, los puse en la cinta registradora, y me agaché para coger la malla de naranjas. Cual sería mi sorpresa cuando al coger la malla esta se rompió, dando vía libre a su contenido. La gravedad hizo su efecto y las decenas de naranjas se desparramaron, como si de vino cayendo de una botella sin corcho se tratara. Por suerte, el carrito hizo de cortafuegos, y se convirtió en el nuevo contenedor de las naranjas
Tras unos segundos de atonicidad, reaccioné y aparté el carrito repleto de naranjas. La sección de frutería estaba justo al lado, así que cogí, con mucho cuidado, una nueva malla de naranjas, y la deposité en la cinta registrador, como si ahí no hubiera pasado nada.
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dee -
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