Los cuatro jinetes del apocalípsis
"Y nuestros héroes exahustos y desvalidos encontaron una gruta, y llego la noche, ésta tornose fría y oscura, Corazones rotos, llenos de pena y sueños frustrados. Uzwik sollozante en uno de los recodos de la gruta donde habían conseguido refugio y así despistar a quien, o que, fuese lo que los estuviese siguiendo. Ancamus cabizbajo en el otro extremo, meditando, intentando asumir su destino, sopesando las opciones
Pasaron las horas, los días... nunca se sabrá a ciencia cierta, la oscuridad no permitía dicho conocimiento, sus cabilaciones, miedos, esperanzas y todo pensamiento desaparecía tan pronto como surgía, no sabían que hacer, estaban perdídos, había pasado tanto tiempo huyendo y dando vueltas que ya no se acordaban cuales eran sus objetivos. De vez en cuando horrendas sacudidas los inquietaban, era como si la cueva les avisara que algún gran peligro les acechaba, pero ellos seguían sin poder moverse.. y un día Ancamus se dio cuenta que nada de esto tenía sentído, que el único problema era Coral y su séquito y que había que destruirlos, empezando por Taranteric, recobró las fuerzas, los sueños y se acercó a Uzwik, le contó sus idéas, sus planes... insistió hasta que no le quedo más remedio que levantarse y seguirle, el viaje por fin comenzaba, tenían objetivos, determinación e ira, mucha ira. Tomarón sus pertenencias y se dirigieron a la salida de la gruta.
El Sol era intenso, sofocante... los ojos entrecerrados apenas les dejaba ver una extensión que recordaba a un desierto, no tenía nada que ver con la pradera por la que habían entrado. Estaban perdidos, pero no se desesperaron, volvieron a entrar a la gruta, intentaron con otra salida, pero no encontraron otra, por lo que se veía era la única entrada y salída, por lo que forzosamente ellos entraron por ahí, volvieron a salir, recorrieron el exterior en un radio de unos diez kilometros, pero no encontaron nada, todo era polvo y tierra, no había criatura viviente, ni forma alguna de vida.
¿Qué había pasado? ¿Cuánto tiempo habían estado en la gruta? ¿Donde estában?. Uzwik y Ancamus se miraban desconcertados, no entendían nada. Aproximadamente cinco horas después de explorar la superficie decidieron que lo mejor era explorar cada uno por un lado y luego encontarse y compartir la información. Ancamus partió hacia el norte, recorrió largas distancias y apenas consiguió encontrar un arroyo con un hilo de agua, por su lado todo estaba igual que el desolador desierto por donde salieron. Uzwik se dirigió hacia el sur corriendo la misma suerte que Ancamus. Cambiaron y se dirigieron al este y al oeste... nada.. no había nada...
Y entonces lo escucharon... ahí estaba, encima de ellos... rechinando furioso un caballo negro con la Peste como jinete. Esta los observo, sopeso el por que seguían ahí y silbó, llegó la Muerte, el Hambre y la Guerra, incrédulos miraron a esos dos hombrecillos temblorosos, y se volvieron a preguntar que hacían ahí... El apocalipsis había llegado y nadie había sobrevivido. Tartamudeando y con un hilo de voz Uzwik pregunto que había pasado... Muerte le miró y Uzwik cayó blanco y con muecas de dolor, Ancamus preguntó también y esta vez Hambre le contestó, su estómago se retorció de dolor, hacía mucho tiempo que no comía, pero volvió a preguntar y Peste contestó, su cuerpo se empezó a pudrir, y sus huesos se quebraron, le dolía todo el cuerpo y volvió a preguntar y por último Guerra contesto... le dolió la cabeza, un enorme chichón surgió de la nada, el cuello amoratado y una pierna dormecida, y entonces recordó, entonces vió la luz... tenía que despertar, eso no era real.
Sobresaltado Ancamus consiguió despertarse, ahora recordaba todo, la precipitada huida, la gruta con la que habían consegido despistar a quien les acechase y el golpe, ese fuerte golpe que lo dejo inconsciente hasta el día de hoy."
... by Palan
Pasaron las horas, los días... nunca se sabrá a ciencia cierta, la oscuridad no permitía dicho conocimiento, sus cabilaciones, miedos, esperanzas y todo pensamiento desaparecía tan pronto como surgía, no sabían que hacer, estaban perdídos, había pasado tanto tiempo huyendo y dando vueltas que ya no se acordaban cuales eran sus objetivos. De vez en cuando horrendas sacudidas los inquietaban, era como si la cueva les avisara que algún gran peligro les acechaba, pero ellos seguían sin poder moverse.. y un día Ancamus se dio cuenta que nada de esto tenía sentído, que el único problema era Coral y su séquito y que había que destruirlos, empezando por Taranteric, recobró las fuerzas, los sueños y se acercó a Uzwik, le contó sus idéas, sus planes... insistió hasta que no le quedo más remedio que levantarse y seguirle, el viaje por fin comenzaba, tenían objetivos, determinación e ira, mucha ira. Tomarón sus pertenencias y se dirigieron a la salida de la gruta.
El Sol era intenso, sofocante... los ojos entrecerrados apenas les dejaba ver una extensión que recordaba a un desierto, no tenía nada que ver con la pradera por la que habían entrado. Estaban perdidos, pero no se desesperaron, volvieron a entrar a la gruta, intentaron con otra salida, pero no encontraron otra, por lo que se veía era la única entrada y salída, por lo que forzosamente ellos entraron por ahí, volvieron a salir, recorrieron el exterior en un radio de unos diez kilometros, pero no encontaron nada, todo era polvo y tierra, no había criatura viviente, ni forma alguna de vida.
¿Qué había pasado? ¿Cuánto tiempo habían estado en la gruta? ¿Donde estában?. Uzwik y Ancamus se miraban desconcertados, no entendían nada. Aproximadamente cinco horas después de explorar la superficie decidieron que lo mejor era explorar cada uno por un lado y luego encontarse y compartir la información. Ancamus partió hacia el norte, recorrió largas distancias y apenas consiguió encontrar un arroyo con un hilo de agua, por su lado todo estaba igual que el desolador desierto por donde salieron. Uzwik se dirigió hacia el sur corriendo la misma suerte que Ancamus. Cambiaron y se dirigieron al este y al oeste... nada.. no había nada...
Y entonces lo escucharon... ahí estaba, encima de ellos... rechinando furioso un caballo negro con la Peste como jinete. Esta los observo, sopeso el por que seguían ahí y silbó, llegó la Muerte, el Hambre y la Guerra, incrédulos miraron a esos dos hombrecillos temblorosos, y se volvieron a preguntar que hacían ahí... El apocalipsis había llegado y nadie había sobrevivido. Tartamudeando y con un hilo de voz Uzwik pregunto que había pasado... Muerte le miró y Uzwik cayó blanco y con muecas de dolor, Ancamus preguntó también y esta vez Hambre le contestó, su estómago se retorció de dolor, hacía mucho tiempo que no comía, pero volvió a preguntar y Peste contestó, su cuerpo se empezó a pudrir, y sus huesos se quebraron, le dolía todo el cuerpo y volvió a preguntar y por último Guerra contesto... le dolió la cabeza, un enorme chichón surgió de la nada, el cuello amoratado y una pierna dormecida, y entonces recordó, entonces vió la luz... tenía que despertar, eso no era real.
Sobresaltado Ancamus consiguió despertarse, ahora recordaba todo, la precipitada huida, la gruta con la que habían consegido despistar a quien les acechase y el golpe, ese fuerte golpe que lo dejo inconsciente hasta el día de hoy."
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ace76 -