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Desorden

PESADILLA ANTES DE ENCONTRAR UN CURRO DECENTE (7)

Mi puesto en la empresa es claro: becario de mierda o último mono. Y eso me lo demuestra diariamente el escaso interés que hay hacia mi proyecto. La empresa está con el agua al cuello financieramente hablando, y lo primero es salir a flote. Y eso se hace vendiendo ordenadores y arreglándolos. Lo mio puede esperar.
Sin embargo, el trato recibido puede cambiar sorprendentemente si se sabe tirar de los hilos adecuados. En julio del presente año mi buen amigo Valentin (que también me lee de vez en cuando) vino de las lejanas tierras de los manitos con una idea para formar una empresa. La idea resultó interesante y me junté con él y otros dos para ver cuales eran los pasos a seguir dentro de esta aventura. Pensé: "Bueno, a ver donde nos lleva todo esto", sin demasiada esperanza en que saliera adelante. Pero el tema fue avanzando y un dia tuve que llegar tarde al trabajo por una reunion. Mi jefe me preguntó de donde venía y le conté todo el asunto.
Fue como darle un caramelo a un niño, o una hamburguesa a un pobre. Los ojos se le iluminaron, se le empezó a caer la baba. Me invitó a sentarme y me propuso que, en lugar de formar yo con mis amigos una nueva empresa, me uniera a la suya. Me empezó a ofrecer ventajas, y a pintarme la vida de color muy bonito. Vamos, estaba vendiendome la moto. En pocos instantes había pasado de ser el becario de mierda a ser un posible socio, es más, a ser un posible socio y el padrino de otros tres socios más, con los que la viabilidad económica de la empresa estaría solucionada. El trato hacia mi había cambiado de un modo casi ofensivo. Incluso me reveló algunos aspectos del modus operandi de la empresa que hasta entonces yo desconocía. Incluso me habló del buen ambiente reinante en la empresa (Llegados a este punto, y ante mi expresión de sorpresa e incredulidad que fui incapaz de disimular, él admitió que gritaba a su mujer, pero que al estar divorciados eso ya no pasaría más). La situación era ofensiva, pero también era graciosa. Además, me sentía más valorado.
Los siguientes días este trato siguió su curso, lo cual a mi me parecía estupendo. Confieso que incluso me llegue a plantear seriamente entrar. Pero hablé con mis amigos, y la idea no les convenció, querían seguir adelante ellos solos. Además, descubrieron que algunas de las cosas que mi jefe me había dicho como ventajas de la empresa eran mentira. Finalmente, reaccione, y me di cuenta de dos cosas: en primer lugar, mi deseo en la vida es cambiar de aires y mudarme a vivir en otra ciudad, una ciudad grande a poder ser, lo cual no se compatibiliza con crear una empresa en mi lugar de origen. En segundo lugar, ¿que clase de loco se haría socio de esta empresa? ¿Acaso no está claro que lo que quiere mi jefe es mano de obra gratuita (tambien conocidos como esclavos)?
Una vez tomada la decision de no formar empresas ni asociarme a mi empresa actual llegó el siguiente problema: ¿como lo anunciaría a mi jefe, sin arriesgarme a perder el trato preferencial recibido en los dias anteriores? Opté por callarme mientras pudiera, ya sabeis, no decir mas que lo necesario y a quien es necesario. Esto funcionó unas semanas, pero al final mi jefe empezó a preguntarme por mis amigos y por nuestra decision. Le expliqué la situación y, naturalmente, mi situación y mi trato volvió a ser el que era.
Así fue como pasé de la gloria, de ser la salvación de la empresa, a la miseria de siempre, a ser el becario de mierda. Qué se le va a hacer, supongo que las cosas funcionan así. Ya no tengo muchas más cosas que contar sobre la pesadilla que estoy viviendo, y de la que no se si despertaré algún día. Así que el siguiente capítulo se titulará: "Epílogo" o "Seguro que dentro de 20 años me reiré de todo esto".

2 comentarios

ace76 -

Tranqui, hermanito, seguro que te ries de todo eso... Yo YA me estoy riendo, jijiji.

Yo -

Miguel... lo siento.